“Estoy esperando
en mi fría celda / cuando la campana empieza a sonar / reflexionando sobre mi
vida / pero no me queda demasiado tiempo”. A veces pienso que es muy curioso
cómo las canciones me han acompañado, y lo siguen haciendo, durante toda mi
vida adaptándose, o yo a ellas, según el acontecimiento que esté sucediendo.
Tenia previsto hablar en esta tercera entrega de otra canción (tal vez la
primera en español, tal vez una melancólica, ¿verdad Luis?) pero en este último
mes se me han cruzado un par de acontecimientos que han hecho que vuelva a
atropellarme la cabeza la canción que hoy nos ocupa. Por un lado una serie de
convalecencias familiares hospitalarias, de mayor o menor gravedad, y por el
otro mi visita a Madrid para ver por primera vez en directo a los absolutamente
incombustibles Iron Maiden. Los dos
conectados por la temática de la canción que nos ocupa y que es uno de los
clásicos que aún hoy, treinta y cinco años después de su composición, no falta
nunca en ninguno de los multitudinarios conciertos de la banda. Soy consciente
que este género del Heavy Metal es un poco difícil de asimilar para algunos
pero… ¿Quién iba a pensar que los profundos versos que puedes leer al comienzo
(y su continuación) pertenecen a una canción de estos peludos? Así que hoy toca
abrir bien las mentes y las orejas porque ya se acerca La Doncella de Hierro y su “Hallowed by thy name” (Santificado sea tu nombre).
La canción está incluida en el
tercer álbum de estudio de la banda titulado “The number of the beast” (1982). Curiosamente no salió como
sencillo promocional de ese disco (del cual se eligieron otros dos) y no fue
hasta 1993 cuando se publicó como single de uno de los discos en vivo de Iron
Maiden. Está escrita por el bajista, además de líder y miembro fundador de la
banda, Steve Harris, allá por las calles londinenses de 1975. Sí, el auténtico
lider de Iron Maiden toca el bajo y no canta, aunque es común verle durante
todo el concierto “cantando” las canciones pero sin micrófono. La canción
describe los pensamientos de un hombre momentos antes de dirigirse a la horca. El miedo y la desesperación
ante la inminente tragedia dan paso a las dudas, personales y religiosas,
acerca de si en realidad esta vida es
solo un paso hacia otra más verdadera, y finalmente la convicción de que esta
es sólo una ilusión. A fin de cuentas él es el que va a saber, en pocos
minutos, la verdad. El título, que se corea al final de la canción cuando
finalmente, y después de todas sus reflexiones, el protagonista es ajusticiado,
es uno de los primeros versos del “Padre Nuestro” católico. El tema comienza
con un tempo lento donde el cantante Bruce Dickinson (en este disco comenzó su
andadura en Iron Maiden. Durante unos años en los 90 dejó la banda para
desarrollar proyectos personales, a la que volvió en el 99. Suele pilotar el
boeing 747 que traslada a la banda durante las giras) deja claro la
extraordinaria voz que posee (tenor) al pasar a la parte rápida dejando
sostenida una nota durante toda la transición (esto se observa perfectamente en
sus actuaciones en directo). Ahora recuerdo que fue exactamente esto lo que me
llamó más la atención cuando comencé a escucharlos allá a mediados de los
ochenta. En 2007 Hallowed by thy name
fue nombrada por la edición holandesa de la revista Billboard como la mejor
canción heavy metal de todos los tiempos.
Muchos grupos heavies han versionado esta canción e incluso existe en Internet
una versión “chill out” bastante curiosa, aunque debo decir que hecho en falta
(o al menos no sé yo de su existencia) algún disco de versiones tributo a esta
legendaria banda que sigue llenando estadios con una formación idéntica desde
el año en el que se grabó esta canción.
Sólo queda, como dije al principio,
abrir bien las mentes y las orejas y disfrutar, como yo, de Hallowed by thy name.
Hasta pronto y… rock and roll.