miércoles, 27 de diciembre de 2017

Chuli (Ramoncín)

                  Por ahí hay gente que oye voces en su cabeza. Yo, por el momento, sólo escucho constantemente canciones dentro de mi cerebro. Supongo que esta opción es mejor que la primera. Cuando no es una es otra, pero siempre hay alguien cantando alrededor de mí. Incluso a veces yo me lanzo y le acompaño. Y todo suena genial.

            El protagonista de hoy me acompaña desde hace años aunque nos dejó hace más. En estas fechas entrañables en las que creemos que todo el mundo es como nosotros no nos paramos a pensar, pero a pensar en serio, que mucha más gente en La Tierra no vive como nosotros. No comen y beben con amigos, familia y conocidos varias veces en unas pocas semanas, no mandan mensajes de dudosa felicitación a gente que no saludarían al cruzarse con ella por la calle, no gastan cantidades indecentes de dinero en copiosas comidas para luego tirar a la basura cantidades indecentes de sobras, no despilfarran comprando regalos que los adultos agradecen con educación y los niños ignoran con inocencia. Pues uno de esos perfectamente podría ser el Chuli de Vallecas. No es necesario viajar muy lejos para encontrar pobreza, depresión y marginalidad. Y él es uno de muchos que podrían haber protagonizado una canción. Pero a este lo conocía Ramoncín.

           Sí Ramoncín. Ese cantante, compositor, escritor, presentador y tantas otras cosas que tiene, ahora, tantos o más detractores que seguidores. Yo me incluyo entre los segundos y digo “ahora” porque la gente de este país es muy poco leal y se deja confundir muy fácilmente por informaciones sesgadas de un cierto tipo de prensa. Ramoncín es una pieza fundamental en la historia del rock en España y como tal debería ser tratado. Y no lo es. ¿Quién en plenos finales de los setenta y principios de los ochenta iba a ser capaz de concebir, y mucho menos interpretar, una canción como “Marica de terciopelo”? Ha sido atacado, juzgado y condenado por los medios y la sociedad civil mucho antes de que saliera el veredicto de inocencia en el caso SGAE. Sí inocente, ¿no lo sabías? Lo que pasa es que la imputación abrió telediarios y portadas de periódicos y la decisión del juez de no culpable apenas ocupó unas líneas destintadas en unos pocos medios. Eso no es noticia. Eso no es carnaza. Aún así, aunque hubiera sido culpable de los delitos de los que se le acusaban, yo lo hubiera seguido considerando culpable de escribir algunas de las mejores canciones de la historia del rock en español. Y por aquí, eso, es lo único que nos interesa.



            Chuli era un yonki del barrio de Vallecas que no tenía otra cosa a la que dedicarse que a robar coches amparado por la negrura de la noche y con la particularidad y la torpeza de hacerlo en su mismo barrio. La vida no había sido fácil y quizá era una forma de vengarse por lo que le había tocado vivir. Harto de los destrozos que Chuli hacía en el barrio, una noche un tipo les preguntó a unos chicos del barrio si habían visto a un tío con el pelo largo, que lo estaba buscando porque le había robado el coche dos veces y que lo iba a matar. En eso les enseñó incluso la pistola con la que pensaba hacerlo. Uno de esos chicos era Ramoncín. Los siguientes seis meses el tipo se los pasó durmiendo en un colchón en la terraza al acecho del ladrón de coches. Vigilando su Seat 1500 con cristales tintados y buen equipo de música que llamaba demasiado la atención. Y el tonto del Chuli cayó. Al acercarse al coche, sin preguntar, le pegó dos tiros desde la terraza. Con el primero echó a correr y el segundo lo alcanzó junto a una farola que fue donde murió con veintipocos años (“Cayó junto a una pared a 100 metros de su casa.../… el frío le mantuvo vivo hasta la mañana / y en la mañana el Chuli murió”).

            La canción está incluida en el disco Barriobajero del año 1979 y esta versión acelerada y en directo que vas a ver ahora es de un concierto en Pamplona en el año 84. Disfruta ahora, como yo, de la canción de hoy.

Murió en el barrio le dispararon
una sucia bala acabó con él
se llamaba Chuli nació en la calle
y la calle le vio morir.
Salió como cada noche a buscarse la vida
se ocultó entre las casas
disimuló su sombra
y sus enormes ojos se fijaron en un coche
el último coche
el último coche.
Cayó junto a una pared a 100 metros de su casa
la sangre se le escapaba hasta que se heló
los ojos se le cerraban soñando con su casa
el frío le mantuvo vivo hasta la mañana
y en la mañana
el Chuli murió
el Chuli murió
el Chuli murió.



            Hasta pronto y…rock and roll.

lunes, 17 de julio de 2017

3 canciones crueles: Detalles, Bravo y Pesadilla en el parque de atracciones.-


Roberto Carlos, Nacho Vegas y Los Planetas. Estos son los intérpretes (y en dos casos también los autores) de las canciones que nos ocupan hoy. ¿Qué tendrán en común estos tres? Sobre todo el primero con los otros dos. Pues hay una cosa (aunque probablemente muchas más porque la música, las canciones, son abiertas. Son de todos y, perteneciendo a un estilo propio cada cual, al final son eso, canciones), la música. Los estilos de los autores y los intérpretes son personales pero no excluyentes. No me viene ningún artista a la cabeza que no respete lo que hace cualquier compañero de profesión. El desprecio al trabajo de unas bandas viene siempre de los seguidores cerrados y obtusos, que creen que su grupo favorito sólo “autoescucha” su música. La música, las canciones, es universal. Y hoy vamos a disfrutar, en lugar de con una sola canción, con tres composiciones, distintas musicalmente hablando pero con un tema en común: el rencor llevado a su más alejado extremo.

Comenzamos con “Detalles” del cantante brasileño Roberto Carlos. Aparece en su disco en español de 1972 “Un gato en la oscuridad”. Aunque la versión en portugués se editó en su disco de 1971 llamado “Roberto Carlos (Detahles)” (una gran cantidad de sus discos no tienen nombre propio. Tan solo el nombre del cantante. Es por esto que se les diferencia por el primer single publicado del disco en cuestión). Lo normal es que las baladas traten sobre el amor y el desamor. Esto hace que sean bastante propicias a instalarse en las mentes de la
audiencia como canciones perfectas para bailar pegados mientras miras fijamente a los ojos de tu pareja buscando y encontrando esa complicidad que transmiten las sosegadas melodías. Y esto pasó con “Detalles”. Se convirtió en una balada de referencia tanto para brasileños como para el resto del mundo latino. ¡Ay si la gente se parará a escuchar las letras de vez en cuando! Ciertamente es una canción de desamor. Pero desamor con rencor, desamor con la ilusión de que la otra persona no te olvide, pero no te olvide en ningún momento de su vida. Siempre va a estar presente, siempre se va a acordar de él. Es lo que el autor desea a su amada: nunca más serás feliz porque siempre te acordaras de mí. La canción es una especie de maldición gitana: si me has dejado nunca volverás a amar libremente. Siempre te acordaras de mí.  Si alguien tocase tu cuerpo como yo no digas nada/ no vayas a decir mi nombre sin querer a la persona errada”. Ahí queda eso.
Disfruta ahora de “Detalles” (por cierto, algo malo debía de tener la canción y es, en mi opinión, el título. Bastante soso para lo que guarda en su interior). El vídeo que acompaña a la letra sigue el patrón de imágenes de amor sin reflejar realmente lo que se está cantando.






Pues si esto no os ha parecido lo suficientemente cruel ahora veréis. En el año 2006 el cantante asturiano Nacho Vegas y Enrique Bunbury grabaron un disco conjunto (El tiempo de las cerezas). Unos 25 años antes un andaluz, Bambino, popularizó una canción de un compositor mexicano llamada “Bravo”. La canción habla del rencor, del odio eterno hacia la persona antes amada, con unos versos ciertamente duros e inquietantes con una nota de elegante sarcasmo. Esta canción le llamó la atención a Nacho Vegas e iba a ser la elegida
para versionarla junto a Bunbury en un disco homenaje a Bambino que se preparaba por aquel entonces. Como la canción es tan envolvente y la temática tan cruda y extrema Nacho no podía dejar escapar la ocasión de grabarla aunque lo de Bambino finalmente no llegará a buen puerto. Y fue un acierto  Su versión es casi perfecta con el contraste de la calma inicial y la tormenta eléctrica distorsionada del culmen. Los coros a cargo de Bunbury son un auténtico lujo. Te odio tanto / que yo mismo me espanto de mi forma de odiar / Deseo que después de que mueras  / no haya para ti un lugar”. ¡Toma ya!
Escucha el video y lee la letra que está más abajo. No he encontrado un video subtitulado. Error. Me odio tanto…

 Directo Nacho Vegas y Bunbury en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona (2006)

Bravo,
permíteme aplaudir por tu forma de herir mis sentimientos.
Bravo,
te vuelvo a repetir por tus falsos e infames juramentos.
Todo
aquello que te di en nuestra intimidad tan bello,
Quien me iba a decir que lo habrías de volcar en sufrimiento.
Te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar.
Deseo que después de que mueras
no haya para ti un lugar.
El infierno es un cielo comparado con tu alma.
Y que Dios me perdone
por desear que ni muerta tengas calma.
Te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar.
Deseo que después de que mueras no haya para ti un lugar.
El infierno es un cielo comparado con tu alma.
Y que dios me perdone por desear que ni muerta,
ni muerta tengas calma.
Bravo,
permíteme aplaudir por tu forma de herir mis sentimientos.


Y llegamos al final. Y no podía ser un final mejor, para el tema que tratamos, que esta pieza de este pieza, J de Los Planetas. Lo mismo te describe un buen día costumbrista repleto de rutina sosegada (como vimos en el anterior post) que canta que, por si el fuera, podrías colgarte de un pino. “Pesadilla en el parque de atracciones” está incluida en su quinto disco “Encuentros con entidades” (2002).
La canción mantiene la premisa del grupo de cantar con un volumen por debajo de los instrumentos, Los Planetas en estado puro. Con un poco de concentración y sobretodo con la ayuda de la letra escrita podemos comprobar que la canción no tiene desperdicio. J se despacha a gusto y se queda más ancho que largo. Canción de despecho cruel, cínica, sarcástica, llena de desprecio e incluso llegando a ser violenta. Aunque realmente sólo son unos deseos de alguien que lo ha pasado fatal. No sé lo tengamos en cuenta. “Por mi que podrías tirarte de un tajo / Que ya lo que hagas me trae sin cuidado”. Esto es lo más bonito que le dice.
            Disfruta ahora de esta “Pesadilla en el parque de atracciones”





            Salud y rock and roll.